Cómo adaptarse psicológicamente a una cuarentena.

1- Adaptarse significa modificar o desarrollar alguna de nuestras características para ajustarnos a una situación. De esta forma, en el colegio nos adaptamos a nuestros compañeros cuando registramos sus nombres o intereses, o logramos mantener la bicicleta perpendicular al suelo cuando memorizamos y ponemos en práctica el procedimiento para conseguirlo. Por lo tanto, para adaptarse sobre todo hay que aprender algo que, en realidad, nos cambia.

2- En esta situación de cuarentena, ¿qué podemos aprender para “mantenernos en equilibrio” mientras ésta dure?

En toda situación, podemos distinguir entre los hechos objetivos (Un coche, una persona…) y los significados relacionados con esos hechos (El coche es seguro; la persona es amistosa…). Psicológicamente, reaccionamos ante estos significados, y no ante los hechos en sí.

Por lo tanto, durante esta situación nuestras reacciones psicológicas (Tanto las emociones que aparecen como las ideas que nos sobrevienen) dependerán de los significados que construyamos a su alrededor.

3- Las cuestiones fundamentales:

¿Esta situación se solucionará, y si es así, cuánto tardará?

¿Estamos mi entorno y yo protegidos a nivel físico?

¿Puede ser la vida cotidiana satisfactoria dentro de estas condiciones?

4- Los significados:

Todo significado nace de la información que tenemos acerca de cada hecho concreto. Con la información que tenemos de esta situación, quizás para la mayoría lo más esperable o razonable sea creer que la situación no tardará mucho en solucionarse (Al menos a nivel sanitario), que no tendremos problemas de salud (O tenemos los recursos necesarios para solucionar cualquier problema) y que en estas condiciones podemos, en general, estar bien.

Con la información disponible no hay razones para sentir miedo o insatisfacción, pero la experiencia nos dice que entenderlo no siempre significa sentirlo así. Por esta razón, entender que es bueno ir al gimnasio no significa necesariamente que aparezcan las ganas de ir, o haber estudiado para un examen no significa sentir que todo está bajo control.

¿Pero por qué a veces no hay coherencia entre lo que pensamos y lo que sentimos?

La explicación está en el nivel de desarrollo y fuerza de un significado. Cuanto más “madura” sea una idea, más capacidad tendrá para generar efectos psicológicos que concuerden con ella. Esto quiere decir que sentiremos ganas de ir al gimnasio o estaremos tranquilos ante un examen si las ideas “Es bueno para mí hacer ejercicio” o “Llevo bien el examen” están lo suficientemente fortalecidas.

5- Cómo desarrollar y fortalecer un significado:

Nuestro cerebro es como un juez que necesita reunir diferentes informaciones a lo largo del tiempo y comprobar que con todas ellas se puede llegar a las mismas conclusiones.

Nuestro organismo es como un perro hambriento al que podemos transmitirle confianza con pequeños gestos diarios.

¿Cuáles son los gestos diarios que nos transmitirán cada día que todo va a ir bien?

6- La gestión de la situación:

A- Tener un horario y una lista de actividades. Nuestro organismo está diseñado para relacionarse con su entorno. Por lo tanto, tener planes le relaja. Incluso, es más importante tener planes que el tipo de planes que se tiene.

B- Permitirse no hacer nada (no pecar en exceso). Al igual que en condiciones normales, aquí tampoco es necesario estar todo el tiempo haciendo cosas. “Perder algo el tiempo” o “estar tirados” es algo que también le comunica a nuestro sistema que todo está bajo control.

C- Llevar la atención voluntaria a aquellas actividades que sí podemos realizar y mostrar indiferencia por las que no. Esta actitud le comunica a nuestro cerebro que lo que tenemos a nuestra disposición es suficiente para estar bien y con ello, se reduce la tensión interna.

D- Relativizar nuestras ideas (tanto las positivas como las negativas) o no dar por hecho que son ciertas cuando no podamos demostrarlo. Dar por hecho, por ejemplo, que esta situación sólo durará un tiempo determinado o que estar tanto tiempo en casa nos afectará de forma negativa son suposiciones que limitarán nuestra capacidad, en el primer caso, para aceptar que la situación se prolongue un poco más, y en el segundo, para liberar la tensión que es lógico que produzca la idea de estar tanto tiempo en casa. Por lo tanto, reconocer y relativizar nuestras suposiciones puede ayudarnos a sentirnos mejor.

E- Reconocer que no sabemos en lugar de tratar de convencernos de que todo irá bien. Aceptar la incertidumbre, no buscar respuestas que no podemos tener y centrarse en hacer otras cosas precisamente le transmite a nuestro cerebro que no necesitamos esas respuestas, y esto hará que disminuya la tensión.

F- Prestar atención a la forma en cómo nos vamos contando las cosas. La propia etiqueta de la situación (Encierro, confinamiento…) así como otras que utilizamos en diferentes momentos (“Es un agobio estar aquí metidos”; “En casa no hay nada para hacer”…) pueden aumentar o reducir nuestra confianza. Prestar atención a nuestra narrativa y utilizar palabras más apropiadas puede también aumentar nuestra confianza.

G- Cuidar los detalles: no desordenarse en los horarios, mantener una buena alimentación o higiene… también nos transmitirá que todo está yendo con normalidad.

H- No evitar estar informados. A veces, por miedo a que nos afecten las noticias evitamos verlas o hablar de ellas con otras personas. Si bien informarse no significa tener que estar todo el día buscando información, evitarlo puede transmitirnos que las cosas están peor de lo que realmente están o que no tenemos los recursos para abordar “la cruda realidad”, con lo que puede aumentar nuestra sensación de falta de control, y con ello, el nerviosismo.

I- Tener recordatorios realistas o lemas que aumenten nuestra confianza. Tener y recordar de vez en cuando frases realistas como “Todos estamos juntos en esto” o “Como siempre, haremos lo que haga falta” pueden también nutrir nuestra confianza.

Aprender a dormir bien- claves para eliminar el insomnio de nuestra vida (Parte II)

   1- Dormir es la consecuencia de un proceso. Es decir, diferentes elementos concretos deben interactuar entre sí para que pueda suceder. Así, por ejemplo, si cuando llega la noche y estamos cansados después de haber realizado todas las tareas del día, el cuerpo (Entre otras actividades) empieza a segregar la hormona melatonina, nos acostamos en nuestra cómoda cama en una habitación que posee una temperatura agradable, y apagamos la luz, estará sucediendo un proceso que probablemente nos lleve a dormir.

IMG_4003

   Sin embargo, a veces no podemos conciliar el sueño, no dormimos tanto como esperábamos o por la mañana nos sentimos todavía cansados.

    Para saber cómo podemos solucionar este problema, será fundamental conocer todos los elementos implicados y qué cambios podemos producir en el proceso para obtener un resultado diferente.

    2- Elementos clave en el proceso de dormir. 

    Hay varios elementos clave en este proceso, siendo los indicados a continuación algunos de los más importantes:

    A- El contexto: se refiere a elementos como la temperatura de la habitación o el colchón que empleamos. Controlar, en la medida de lo posible, el contexto es importante, ya que tener frío o calor, que las sábanas sean incómodas o que el colchón esté deteriorado o no se adapte bien a nuestro cuerpo son condiciones que pueden provocarnos sensaciones o dolores que nos dificulten el quedarnos dormidos.

    B- El alimento que ingerimos antes de dormir: Comer alimentos estimulantes (Como el café o el chocolate negro), muy energéticos (Como los cereales o la pasta), muy grasos (Como la carne roja), o ingerir demasiados o muy cerca de la hora de acostarnos son elementos que dificultan la conciliación del sueño.

    C- El estado físico: La falta de ejercicio, la mala alimentación o tener hábitos poco saludables puede llevarnos a tener la sensación, al despertarnos, de que no estamos plenamente recuperados. Pero este cansancio puede ocurrir no porque tengamos un problema real para dormir, sino porque físicamente estamos debilitados. Además, si nuestra salud no es buena, podemos tener dolores o a algún tipo de malestar derivado de esta, y que nos dificulte conciliar el sueño.

   D- El orden: Acostarse cada día a una hora diferente, dormir siestas cuando nos sentimos cansados o permanecer mucho tiempo en cama cuando estamos desvelados pueden dificultar la aparición del sueño durante las horas que tenemos asignadas para ello.

   El cuerpo tiene una serie de necesidades, como comer o dormir, y está programado para satisfacerlas en ciertos momentos del día. Es como un reloj que activa cada alarma (Hambre, sueño…) a una hora determinada. Sin embargo, podemos cambiar o modular estos ritmos corporales, es decir, en función de nuestros intereses o deseos podemos conseguir que, por ejemplo, la hora de tener hambre se adelante o se atrase.

   Imaginemos que estamos acostumbrados a comer a las 2 de la tarde, pero acabamos de conseguir un trabajo que nos obligará a retrasar esa hora hasta las 4. Para solucionar el problema posiblemente llegará con que aguantemos el hambre, que seguramente aparecerá a las 2, durante unos días para que nuestro cuerpo capte el mensaje de que ahora ya no nos interesa comer a esa hora, y empiece a darnos sensación de hambre un poco más tarde.

   Respecto al sueño, si cada día somos inconstantes a la hora de irnos a dormir, nuestro cuerpo no sabrá a qué hora debe activar el protocolo del sueño, con lo que será más difícil que nos quedemos dormidos cuando queremos.

    Lo mismo ocurrirá si echamos siestas de vez en cuando o utilizamos la cama para realizar otras actividades o simplemente permanecemos en ella mucho tiempo cuando estamos desvelados. Entonces, nuestro cuerpo recibirá información que le llevará a no tener tan claro cuándo queremos dormir y cuándo estar despiertos.

  Ordenar nuestro ciclo de sueño- vigilia será fundamental cuando el desorden es uno de los elementos clave en el problema, así como manejar ciertas dificultades (No tener sueño a la hora asignada para dormir, tener sueño por la mañana o en algunos momentos del día…) que puedan aparecer durante el proceso de cambio.

   E- El afrontamiento de las preocupaciones diarias: Con frecuencia, en nuestra cultura empleamos voluntariamente nuestro pensamiento como analgésico emocional para encontrar hipotéticas soluciones a nuestros problemas y así tranquilizarnos.

   Sin embargo, si el problema persiste, con el tiempo el pensamiento tenderá a reaparecer de forma espontánea y con cierta intensidad, porque se habrá convertido en un hábito. Y si además hemos utilizado este recurso de forma desordenada o nos hemos permitido pensar en nuestro problema en cualquier momento, aumentarán las probabilidades de que el piloto automático se active, por ejemplo a la hora de dormir, dificultándonos de este modo el tener en ese instante la mente despejada y así quedarnos dormidos.

   Por lo tanto, habitualmente no será tener un problema (Familiar, laboral…) lo que nos impedirá dormir bien, sino el cómo lo afrontemos mentalmente.

   F- El significado que le damos a nuestra capacidad para dormir.

   Tendemos a creer que tener un sueño regular es lo normal. Es decir, que debemos dormir todos los días 7 u 8 horas del tirón.

   Sin embargo, el sueño es un recurso muy flexible. La razón es que para sobrevivir hemos tenido que adaptarnos a un mundo intrínsecamente muy cambiante. Durante la mayor parte de nuestra evolución, hemos estado en permanente contacto con depredadores y otro tipo de peligros o problemas, como la cría de nuestra descendencia, y que podían aparecer repentinamente y ante los cuales debíamos reaccionar rápidamente y de forma eficaz. Por esta razón, era importante que nuestro sueño fuera flexible, es decir, que pudiéramos permitirnos no dormir a veces o interrumpir súbitamente el sueño si las circunstancias lo requerían. Y sobrevivieron aquellos que lograron esta capacidad, la cual hemos heredado.

   Desde un punto de vista histórico, hace poco tiempo que nuestras circunstancias se han vuelto, en general, más estables. Es decir, la civilización ha traído más orden, más monotonía. Y con ello, procesos como el sueño tienden a funcionar de forma más regular. No obstante, esto no significa que haya perdido su flexibilidad natural, la cual nos permite, por ejemplo, dormir menos horas durante varios días si queremos dedicarle en ese momento más tiempo a otras actividades, sin que eso sea un problema para nuestro organismo.

   En relación a esto, la mayor parte de las veces el verdadero problema surge cuando consideramos esta irregularidad como algo negativo, etiquetándolo como insomnio, significado que de por sí puede llevarnos, por un lado, a que nos cueste más conciliar el sueño, y por otro, a poner en acción soluciones que con el tiempo, conviertan a este hecho en un verdadero problema.

   3- En realidad, no se trata de aprender a dormir bien, ya que esto es algo que nuestro cuerpo hace de forma natural, sino de saber cómo influir de forma positiva en el proceso, o en muchos casos, no influir de forma negativa en el mismo.

   Asimismo, todos podemos hacer un viaje de descubrimiento acerca de quiénes somos, y resolver cuestiones tales como bajo qué condiciones conciliamos mejor el sueño, si podemos a veces levantarnos más temprano de lo que lo hacemos normalmente sin que esto se convierta en un problema, o cuántas horas necesitamos realmente dormir para recuperarnos completamente.

 

 

 

 

 

 

 

Aprender a dormir bien – Claves para eliminar el insomnio de nuestra vida (Parte I).

     El insomnio es una falta anormal de sueño o la dificultad para conciliarlo, y se puede convertir en un problema cuando impide recuperarnos del desgaste corporal de cada día.

IMG_3971

    1- Para entender qué es el insomnio y cómo solucionarlo, primero debemos comprender la diferencia entre 3 factores clave de este problema: el elemento concreto, el proceso y el resultado del proceso.

   Imaginemos que queremos llevar en un camión comida para alimentar a la población de una ciudad.

   El elemento concreto: en esta situación, el camión, o más bien las partes que lo forman, son los elementos concretos (Son concretos porque podemos verlos o manipularlos). Asimismo, los alimentos, el transportista o la carretera también son elementos concretos.

   El proceso: Para llevar el alimento a la ciudad, los elementos concretos deben relacionarse unos con otros. A esta interacción se le llama proceso. El camión moviéndose sobre la carretera o el transportista conduciéndolo en una dirección son algunas de las interacciones necesarias para lograr el resultado deseado.

   El resultado del proceso: en esta escena, el resultado del proceso será el abastecimiento de la población.

   Ahora, supongamos que el camión no llega a la ciudad el día fijado, ni en los sucesivos. Si esto sucediera, la población tendría un problema: empezaría a tener hambre.

   ¿Cómo solucionamos este problema?

   En la vida real, existen muchas causas potenciales que podrían explicar este problema, desde una avería del camión hasta el robo de los alimentos por parte de unos asaltantes.

   Sea cual fuere la causa, si queremos solucionarlo debemos tocar alguno de los elementos concretos que forman parte de la situación, o alguna de las interacciones que se dan entre ellos, para así lograr un resultado diferente.

   En otras palabras, el resultado cambiará si conseguimos que alguno o varios de los elementos concretos se comporten de forma diferente durante el proceso.

   Así, si el motor del camión se ha averiado, debemos cambiar o arreglar las piezas estropeadas para que vuelva a funcionar, o si unos atracadores han robado la carga, tendremos que llamar a las autoridades para que la recuperen. De esta forma, el resultado del proceso podrá ser diferente y el problema se solucionará.

   2- La vida está llena de elementos concretos que se relacionan entre sí y generan resultados específicos. Dormir es una de esos resultados. Y ocurre cuando determinados elementos concretos interactúan entre sí.

   La hormona melatonina segregada por el cuerpo, la cama en la que nos acostamos o la temperatura de la habitación son algunos de los elementos implicados en este proceso, y junto a otros muchos, deben interactuar entre sí de determinadas formas para que se dé el resultado de dormirse.

   Cuando falta alguno de estos elementos o alguna de las interacciones necesarias entre ellos, o cuando están presentes otros elementos, el resultado es diferente. Por lo tanto, si en el pasado hemos tenido insomnio, la solución pasará por añadir o cambiar alguno de los elementos implicados en el proceso, o la interacción que se haya dado entre ellos.

   3- Entender la diferencia entre estos 3 factores es fundamental, ya que con frecuencia es más sencillo percibir los efectos o el resultado de un proceso que los elementos que lo han originado, y cuando esto sucede, afrontamos las situaciones problemáticas de forma diferente, y generalmente, inadecuada.

   Así, por ejemplo, nos resulta más sencillo percibir una nota musical que los elementos concretos que al interactuar entre sí generan ese sonido (Partículas en el aire moviéndose a cierta velocidad y golpeando con más o menos fuerza el tímpano…), o notar un dolor de espalda que captar el proceso que lo ha originado (sentarse en una postura incorrecta, o en una silla incómoda o durante demasiadas horas seguidas…).

   Confundir el proceso con el resultado puede llevarnos a abordar de forma incorrecta el problema, como cuando optamos por medicarnos para eliminar un dolor de espalda que en realidad no está originado por una enfermedad, sino por otros elementos, y optemos así por tomar pastillas en lugar de cambiar la postura corporal al sentarnos, comprar una silla más apropiada para nuestro cuerpo, fortalecer con ejercicio los músculos de la zona dolorida o hacer más descansos durante la jornada para estirar las piernas.

   Asimismo, la situación se complicará si, además de confundir el proceso con el resultado del proceso, no captamos que la solución aplicada es inapropiada. En algunas situaciones este error lo percibimos claramente, como cuando un entrenador deportivo trata de mejorar los resultados de su equipo no tocando directamente el marcador en cada partido, sino fichando jugadores o enseñándoles estrategias con las que afrontar cada encuentro. Sin embargo, en otras ocasiones nos resulta más complicado ver que no funciona la solución aplicada, como en el caso del dolor de espalda.

   4- El origen de los problemas para dormir.

   El insomnio puede tener varias causas u orígenes. Estos son los más frecuentes:

   Origen médico: son aquellos problemas que se producen por un mal funcionamiento de alguna de las partes del organismo.

   Origen psicológico: el problema tiene como causa algún tipo de decisión o de comportamiento de la propia persona afectada.

   Origen social: son aquellos problemas producidos por el comportamiento o las decisiones de otras personas.

   Imaginemos que vamos conduciendo nuestro camión y de pronto se pincha una rueda o se rompe la correa de distribución y el vehículo no puede continuar moviéndose y por lo tanto, no podemos llevar el alimento a la ciudad para abastecer a la población.

   Básicamente, en este caso diríamos que el problema es de origen médico.

   Ahora bien, imaginemos que el conductor no ha estudiado la ruta y se pierde. Entonces, el problema es de origen psicológico, ya que lo más probable es que si se cambia este hecho (Y el conductor aprende la ruta) el problema desaparezca. Sin embargo, si el transportista va conduciendo muy rápido y tiene un accidente, el problema que empezó siendo psicológico (Por la decisión del conductor de ir muy rápido) será ahora, debido a los daños en el vehículo, fundamentalmente médico, o no se podrá solucionar mientras no se repare el camión.

   Y si por ejemplo, el pinchazo de la rueda se debe a que unos delincuentes han puesto en el asfalto clavos para provocarlo y así detener al camión, estaremos hablando más de un problema social que médico, aunque ambos elementos estén presentes y se deba intervenir sobre ambos.

   5- Solucionar el problema del insomnio.

   Determinar el origen o el tipo de problema (Psicológico, médico, social…) no siempre es sencillo, debido a que en ocasiones los diferentes componentes del mismo se entremezclan de forma engorrosa, pero es un trabajo fundamental ya que, por ejemplo, de nada servirá arreglar el pinchazo en la rueda si una y otra vez los asaltantes colocan clavos en el asfalto.

   En muchos casos, el origen del insomnio es psicológico. Es decir, la persona afectada puede ella misma cambiar alguno de los elementos presentes, o alguna de las interacciones que entre ellos se producen, para solucionar el problema.

   Por ello, es fundamental comprender que, si queremos eliminar el problema, debemos captar estos elementos y sus interacciones y saber qué podemos cambiar en el proceso para obtener el resultado deseado.

 

 

 

El miedo, ¿enemigo o aliado?

Cuantas veces te has descubierto a ti mismo/a pensando en cosas como: “¡Ojalá no tuviera miedo!”; “Sin el miedo seguro que sería más valiente”; “Por culpa del miedo no he podido hacer tantas cosas“; “Odio tener miedo”.

Si te resultan familiares estos pensamientos, será interesante preguntarse qué hay de cierto detrás de todo lo que afirman.

Si empiezas a pensar en el miedo, en lo que supone para ti y en las ocasiones en las que lo has sentido, la emoción que aparecerá a continuación no será, seguramente, la alegría o alguna otra similar. Esto se debe, en gran parte, a toda la mala prensa que lleva el miedo a sus espaldas y que ha conseguido que lo veamos como uno de nuestros grandes enemigos. Pero, ¿es en realidad nuestro enemigo o, por el contrario, es un aliado?

La Real Academia de la lengua define al miedo como la angustia provocada por un riesgo o daño real o imaginario. Pero, ¿qué ocurre en nuestro cuerpo cuando aparece esa “angustia”? Cuando esto ocurre, aumenta nuestra frecuencia cardíaca, aparece la sudoración, las pupilas se dilatan… Todas estas sensaciones pueden ser interpretadas como la señal de que algo va mal en nuestro cuerpo, pero en realidad son el resultado de la misma reacción que éste tiene cuando, por ejemplo, tenemos que correr 50 metros para llegar a la parada antes de que se vaya el bus.

El miedo es una emoción que está presente en todas las culturas y personas, ya sean niños, adultos, ancianos, inteligentes o tontos… De hecho, existen innumerables ejemplos a lo largo de la historia en donde el miedo ha sido el protagonista. Por lo tanto, y si tan negativo es, ¿por qué esta emoción ha permanecido con nosotros durante tantos miles de años y está presente en todas partes?

Para respondernos, podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Habría podido sobrevivir la humanidad durante tanto tiempo si no existiera el miedo? Lo cierto, es que cuando algo existe, es porque tiene alguna función. Y esto se cumple también en el caso del miedo.

Para entender cuál es “la misión” del miedo, podemos imaginar que estamos en nuestra cama una noche cualquiera, y como un repentino ruido de cristales rotos nos altera y nos hace abrir bien los ojos. Es precisamente el miedo, el que nos permitiría en una situación así abrir los ojos y ponernos en alerta, evaluar la situación y tomar las decisiones adecuadas. Es probable que entonces, fuéramos a ver qué está pasando, a pesar del miedo; gracias al miedo. Porque sin miedo, puede que nos entrara el sueño de nuevo, antes de saber qué ha ocurrido.

Sin miedo, quizás nos hubiera atrapado el depredador. Pero con miedo, podemos ser valientes. Parece que la valentía solo les está permitida a los héroes de los libros y de las películas, quienes corren grandes peligros durante sus aventuras.  Pero, en nuestro día a día, son innumerables las ocasiones en las que somos verdaderos héroes. Sin miedo no hay valentía, y cada vez que aparece cumplimos nuestro objetivo, entonces estamos siendo valientes.

Imaginemos que hemos tenido un accidente de coche hace unos días y ahora tenemos un viaje; la idea de volver a conducir será entonces algo que nos producirá miedo. Por ello, nos plantearemos varias opciones: Podemos pedirle a alguien que nos lleve, o buscar un taxi. O a pesar del miedo podemos decidir conducir nosotros mismos. Imaginemos ahora que hemos decidido hacer esto último y que hemos llegado ya a nuestro destino. Después de esto, ¿cómo nos sentiremos? ¿Nos sentiremos mejor que si hubiéramos optado por otra opción?

Cuando a pesar del miedo que nos pueda provocar la situación decidimos valientemente subirnos al coche y conducir hacia nuestro destino, estamos siendo los héroes de nuestra historia. Y es precisamente gracias a ese miedo por lo que podemos llamarnos “Valientes”.

Cuando las personas tenemos comportamientos imprudentes o temerarios, es porque por alguna razón no hemos tenido miedo a pesar del peligro existente, y eso nos llevó a no evaluar detenidamente cuáles podían ser las consecuencias de nuestras acciones.

Por lo tanto, ¿será mejor para la supervivencia de la humanidad y de la nuestra propia tener a veces miedo y ser valientes, o por el contrario, lo será el no tener miedo aun a riego de tener comportamientos temerarios?

Nosotros nos quedamos con la primera opción, y para ilustrarlo nos gustaría poner como ejemplo lo que Ned Stark (Juego de tronos) le dijo a su hijo Bran cuando éste le preguntó si un hombre podía ser valiente cuando tenía miedo. “Cuando se tiene miedo- le respondió su padre- es el único momento en el que se puede ser valiente”.

cuando-ser-valientes-con miedo

 

 

Interpretando la realidad

‪#‎psicología‬

¿Qué os parece esta afirmación de J.A. Marina?

«Todos formamos nuestro mapa personal de la realidad, a partir de la cual vamos a interpretar, comprender, asimilar, sentir. Ustedes y sus hijos y sus parejas y sus compañeros de trabajo viven en la misma realidad, pero al mismo tiempo cada uno vive en un mundo personal, que es su modo peculiar de ver las cosas.»

‪#‎terapia‬ on-line y presencial.vaso medio lleno medio vacio reflexión psicológica sobre la interpretación que hacemos de la realidad

www.pinoyquintas.com

Refleja el cuerpo lo que sentimos?

Una fuente de malentendidos y, consecuentemente, de conflictos entre personas es la creencia de que el cuerpo puede expresar con total fidelidad los estados internos propios o de los demás.

Si bien conocer a alguien puede darnos pistas sobre qué significa una mirada o un gesto suyo, sólo la palabra puede garantizarnos el comprender con cierta precisión qué le pasa o qué quiere comunicarnos esa persona en un momento puntual.

reflexiones sobre las creencias de si el cuerpo refleja lo que sentimos internamente.. errores en las creencias personales